viernes, 17 de diciembre de 2010

“Gordura repentina”


 Mis piernas se sentían exhaustas, intenté agacharme para desatar los cordones pero la barriga me lo impedía, era tal la presión en la zona abdominal que empecé a sentirme muy mal. Los dedos estaban tan gordos que no lograban desabotonar el jean. Algo andaba mal, no podía mantenerme parado un segundo más, las piernas no toleraban el peso de mi cuerpo. Respiré hondo y me desparramé en el piso, desde allí hice algunas maniobras para deshacerme de las zapatillas. Los cordones apretados al máximo impedían la circulación sanguínea. Los brazos cada vez más rechonchos iban perdiendo movilidad. El oxigeno se extinguía de mi cuerpo. Logré agarrar el cierre de mi campera el cual se hallaba por debajo de mi barbilla hasta que se trabó a mitad de camino...

Moe

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